Segovia: Posada de Gallegos, Turéganos y Pedraza (I)

Lunes. Son las ocho menos diez cuando arrancamos hacia Gallegos (Segovia). Tenemos reservada habitación en “La Posada de Gallegos”. Como siempre, a través de Booking. El termómetro del coche marca 16 grados. Fuera, un cielo completamente azul. El viaje, de unas tres horas, es tranquilo y sin apenas tráfico. Entre Vitoria y Burgos atravesamos algunos bancos de niebla y el termómetro se vuelve loco y baja hasta los 8 grados en algún punto del trayecto. Llegamos a la posada sobre las once de la mañana. 24 grados y solazo.

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Alojamiento rural La Posada de Gallegos

Nos da la bienvenida Manolo. Nos enseña la habitación. Estilo rústico. Enseguida veo el balcón que tiene. Con una mesa pequeñita y dos sillas de hierro. Y con vistas al campo. Y a la piscina. Que tenemos piscina!. Ya me estoy viendo a la noche sentada a la fresca contemplando las estrellas!. Una vez hecha la presentación de nuestra habitación volvemos a recepción. Hay que subir las maletas. Antes, Manolo nos pregunta qué idea tenemos para visitar. Le detallo el itinerario de los cuatro días. “Lo traes niquelado”, me dice. Aún así, nos recomienda un par de lugares para visitar por los alrededores. Siguiente cuestión antes de “desembarcar” con todo el equipaje. “Y el agua de la piscina ,cómo está de temperatura?”. Manolo no se piensa la respuesta. “Está fresquita, pero para vosotros que venís de Bilbao, seguro que está buena, que ya estáis acostumbrados a la que tenéis por allí”. Ya sé de uno que ni se va a acercar a ella. Pues yo no me resisto a darme un baño. Total, más fría que la de la piscina de Artzentales no va a estar!. Y dicho y hecho. Nos colocamos los bañadores y me meto en ella. Está fresquita, pero agradable. El que no se mete es el otro. Como mucho, sentado en el bordillo, los pies.

Ya estamos listos para comenzar nuestra visita. El primer sitio la iglesia de San Miguel Arcángel de Sotosalbos. Uno de los sitios que nos ha aconsejado Manolo. Románica. Precioso el pórtico que tiene. Como dato curioso, el Arcipreste de Hita la visitó en numerosas ocasiones. Una pena que a estas horas ya esté cerrada y no podamos verla por dentro.

De ahí nos vamos hasta Pelayos. Nos pilla de paso hacia Turégano. Nos han recomendado visitar su iglesia románica, la de San Vicente. No es tan espectacular como la de Sotosalbos. En la puerta, un cartel avisa de que para poder verla por dentro hay que ponerse en contacto con Ines, preguntando en la plaza o llamando a un número de teléfono que aparece allí. Nosotros optamos por sentarnos en un banco en frente de ella y, mientras nos comemos unos bocadillos, admirar su sencillez.

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Iglesia románica de San Vicente (Pelayos)

Siguiente parada Turéganos. Como siempre, nuestra GPSa busca las carreteras comarcales más “descacharradas” para llevarnos. Mucho antes de llegar a Turéganos ya se divisa su castillo de raíces celtibéricas y su iglesia dentro de las murallas del castillo. Aparcamos en su plaza. Porticada, al estilo castellano. Y nos vamos derechitos a una terraza, con sombra, a pedirnos unos cafés con hielo. Mientras nos los tomamos contemplamos la plaza. Dicen que la llaman “la plaza de los cien postes”. A mi no me parecen tantos… pero con tanto coche aparcado allí… no se aprecia. Terminamos los cafés y nos disponemos a subir hasta el castillo. Está en la zona alta del pueblo. Un paseito hasta llegar a él. Lo malo es que está cerrado. Lunes y martes no se abren los monumentos ni se hacen visitas guiadas ni na de na!!. Así que nos quedamos con las ganas de visitarlo por dentro y de ver su iglesia!. En lugar de eso, lo rodeamos y le hacemos unas cuantas fotos. De vuelta al centro de Turégano decidimos visitar el pueblo. No hay nadie por las calles. Supongo que la solana que hay y la hora que es invitan más bien al recogimiento y a echar una buena siesta que a pasear por las calles.

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Castillo e iglesia (Turégano)

Ahora toca Pedraza. Final de nuestra ruta de hoy. Turégano no nos ha convencido demasiado.  Entramos en Pedraza por la Puerta de la Villa y aparcamos en las inmediaciones del castillo. No tenemos problema de sitio. El castillo, como no, cerrado. Es lunes. La exposición del pintor Zuloaga la tendremos que ver en otra ocasión. Nos vamos hacia el pueblo. Callejeamos. Esto es otra cosa. Las calles tienen su encanto. Llegamos a la plaza Mayor. Preciosa!. Por algo está considerada como una de las plazas más bonitas de toda España. El que no haya coches aparcados en ella, sin duda, contribuye. El tiempo parece haberse detenido aquí. Sus soportales están formados por columnas de piedra, cada una de un estilo diferente. Las galerías que están encima de los soportales, impresionantes. Decidimos tomarnos un café en uno de sus bares más emblemáticos. “La Taberna de Don Mariano”. A la sombra. Me podría pasar toda una vida allí sentada.

Optamos por quedarnos a cenar en Pedraza.  Hemos visto la terraza de “El Corral de Joaquina”. Tiene un menú de 24 euros que incluye cochinillo. Y salmón a la plancha. Que yo soy más de pescado. Reservamos a las 9.00 horas. Como aún es pronto, seguimos recorriendo los distintos rincones de Pedraza. Quien sabe!, igual al doblar la esquina nos topamos con la Caballé…o vemos al Aguila Roja volar de tejado en tejado. Llegamos al torreón de la cárcel. Por fin algo abierto para poder visitarlo. Justo a tiempo para la última visita guiada. Pagamos los correspondientes 3 euros que cuesta y comienzan las explicaciones y la visita por sus diferentes niveles. Dura la vida de los reos en esos tiempos. Terminada la visita continuamos callejeando. Entramos en alguna de las tiendas de regalos que hay, haciendo tiempo hasta las 9.00 que vayamos a cenar.

En el restaurante, nos preparan una mesa en su terraza. La temperatura es perfecta para cenar al aire libre. De menú gazpacho bien fresquito, cochinillo y salmón. De postre tarta de queso y tarta de ponche segoviano. Buenísima. Me he hecho fan de ella!. Rematamos la cena con un par de cortaditos cortos de café, faltaría más.

Terminada la cena, solo queda regresar a la Posada. En menos de media hora habremos llegado.  Una ducha y a dormir. La contemplación de las estrellas desde la terraza queda aplazada. Parece que lleváramos días visitando Segovia!.

Mariarka

Mi profesión. Profesora vocacional. Mi trabajo (cuando lo tengo). Formadora de cursos de informática. Y en los ratos libres, devoradora de libros, fotógrafa de recuerdos y vistas, organizadora de eventos familiares, incondicional de las reuniones con amigos y aficionada a descubrir nuevos rincones y lugares, cercanos y lejanos.